Desde hace muchos años, los Agentes de
Protección de la Naturaleza (APN) del Gobierno de Aragón
inspeccionan cientos de apoyos eléctricos, a priori peligrosos, con
el fin de catalogar los que tienen una mayor afección, localizando
cientos de aves electrocutadas o que han colisionado con el tendido.
Solo durante los últimos tres años, entre 2016 y 2018, los APN han
recuperado 614 ejemplares de aves electrocutadas o que han
colisionado en dichos tendidos
eléctricos de toda la geografía aragonesa. En
2018, recuperaron 259 animales por esta causa.
Con
cada uno de los animales se levanta un acta donde figuran todos los
datos del hallazgo, con el
que posteriormente se elaboran las correspondientes denuncias,
atestados o informes. Todos ellos fueron trasladados al Centro de
Recuperación de Fauna Silvestre que el Gobierno de Aragón posee en
La Alfranca (Zaragoza), donde los veterinarios realizan la necropsia
con el fin de confirmar la causa de la muerte y obtener
otros parámetros de cada animal.
Con la identificación de los “puntos
negros” se realizan las actuaciones necesarias para que las
empresas eléctricas subsanen las deficiencias que provocan la muerte
de los animales. Se estima que anualmente son más de 30.000 las aves
que mueren en España electrocutadas. Algunas fuentes incrementan
notablemente esa cifra, ya que muchas de
ellas nunca son encontradas, al ser
depredadas por otros animales.
El
mayor problema de la electrocución, además del elevado número de
aves muertas, es que algunas pertenecen a especies con críticas
situaciones
de conservación y poblaciones reducidas, por lo que el impacto
sobre ellas
es extremadamente grave.
En
2018, el mayor número de animales recogidos correspondió a buitre
leonado, con 126 ejemplares, seguido de cigüeña común con 23,
águila real con 19 y otras en menor número, entre las que aparece
busardo ratonero, águila calzada, águila culebrera, búho real,
etc. destacando siete ejemplares de milano real, especie en peligro
de extinción con poblaciones muy reducidas, lo que hace que ese
número sea, aunque pueda no parecerlo, crítico para la especie en
nuestra región.
En
éstos últimos años ha habido una
tendencia al alza en el número de animales electrocutados que han
sido recogidos por los APN. Puede
deberse a
la mayor prospección que éstos
realizan, volcados totalmente en
minimizar al máximo el
problema. La realidad es que han sido ya numerosos
los apoyos peligrosos que han sido modificados para evitar nuevas
electrocuciones y se seguirá trabajando en esa línea.
Recientemente,
el Fiscal coordinador de Medio Ambiente y Urbanismo, Antonio Vercher
Noguera, ha enviado un oficio a las comunidades autónomas,
instándolas a que incrementen los medios y personal necesarios
para acometer este problema, ya que
el número de aves muertas por electrocución y colisión “es
alarmantemente elevado”.