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AGENTES FORESTALES

La AAPNA es la asociación profesional de los AGENTES FORESTALES del Gobierno de Aragón

LEY 10/2006, de 28 de abril, por la que se modifica la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes.

q) AGENTE FORESTAL: Funcionario que ostenta la condición de Agente de la autoridad perteneciente a las Administraciones Públicas que, de acuerdo con su propia normativa y con independencia de la denominación corporativa específica, tiene encomendadas, entre otras funciones, las de policía y custodia de los bienes jurídicos de naturaleza forestal y la de policía judicial en sentido genérico tal como establece el apartado 6º del artículo 283 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal

La AAPNA forma parte de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medio Ambientales AEAFMA y de la International Ranger Federation IRF

15 de septiembre de 2014

Los Agentes Forestales advierten: solo la prevención y la limitación del uso del fuego reducirán los incendios forestales





La Asociación de Agentes Forestales y Medioambientales de España (AEAFMA) reclama intensificar las acciones preventivas contra los incendios forestales y considera inasumible la pérdida de vidas humanas que se produce cada año.

Para AEAFMA, el balance de incendios forestales y hectáreas arrasadas en lo que va de año, sustancialmente inferior a la media, no es un motivo de satisfacción, ya que son las condiciones atmosféricas las que siguen pilotando las estadísticas, y el fuego continúa originando pérdidas cuantiosas y, lo que es peor, devorando vidas humanas, como la del piloto fallecido el pasado sábado en Almansa.

La brusca caída de las cifras pone de manifiesto que es el estado del tiempo el que conduce a que, en lo que va de año, hayamos sufrido 8.526 incendios frente a la media de la década, que arroja, siguiendo datos del MAGRAMA, 12.590. El balance de hectáreas quemadas ―41.206 hasta el 7 de septiembre frente a las 100.405 de media anual― no se corresponde con ningún incremento en el volumen de efectivos destinados a la lucha contra los incendios, que no ha crecido en los tres últimos años. En pleno siglo XXI, se sigue en buena medida a merced de los elementos.

La experiencia viene demostrando desde hace tiempo que dedicar una cantidad ingente de recursos humanos y materiales a la extinción de los incendios forestales sin hacer hincapié en la prevención, no deja de ser una batalla perdida que al final ganará el fuego. El esfuerzo por dotarse de recursos siempre debe ir acompañado de un empeño similar en prevención.

Solo hay que observar el estado actual de las masas forestales en Valencia, Alicante, Murcia o Almería para darnos cuenta de que es cuestión de tiempo el que sufran la devastación de las llamas: únicamente hace falta que coincida un día de altas temperaturas con un viento fuerte y seco del oeste para que la catástrofe se desencadene.

Los agentes forestales y medioambientales de España exigimos que se incremente sustancialmente el esfuerzo en prevención. Los presupuestos invertidos en tareas preventivas contra los incendios forestales son irrisorios en comparación con el coste que conlleva la extinción y la recuperación de los sistemas forestales desaparecidos.

Y una prevención eficaz pasa inevitablemente por redoblar los esfuerzos en mantener en todo el territorio español unos equipos de vigilancia activa de agentes forestales que se dediquen de manera especial a disuadir a los incendiarios de sus acciones, a garantizar que se cumplan los condicionantes en las quemas autorizadas, a impedir el uso del fuego en las zonas forestales y sus aledaños, a concienciar a los usuarios del monte sobre las conductas que resultan peligrosas y a asegurar el cumplimiento de las normas de prevención de incendios forestales. No es suficiente con un anuncio en televisión o con plasmarlo en un boletín oficial.


Prevenir es verificar el estado de las líneas eléctricas, evitar la presencia de material combustible próximo al ferrocarril, controlar o limitar los espectáculos pirotécnicos y evitar negligencias en el uso de dispositivos y herramientas que generen chispas o deflagraciones. Prevenir, en definitiva, es llevar a cabo actuaciones que minimicen los riesgos de accidentes o las negligencias en el uso del fuego.

El Estado y las Comunidades Autónomas disponen de seis mil agentes forestales para llevar adelante un verdadero plan de prevención de incendios. Solo necesitan instrucciones precisas en esa dirección y una inversión continuada en medios humanos que optimicen el alcance de estas labores. Preparación, les sobra.

La investigación de las causas de los incendios debe servir para algo más que para llevar, cuando lo hay, al culpable ante el juez. Precisamente porque sabemos cómo se originan los incendios, AEAFMA recuerda ahora que es necesario reducir esas causas, y ello solo puede lograse mediante un arma tan silenciosa como eficaz: la prevención.